Por: Víctor J. Rodríguez Calderón
TERCER SERMÓN
ODIO
Mi odio es una subversión devastadora arremolinada entre mis sentires que se van levantando sobre las bases de una llama enorme de fuego absurda de mi paranoides.
Sufro una mutación donde se pronuncian los desacatos, los desplantes, las rabias, contaminadas de antipatías, disgustos, aversión, es todo un fenómeno redondo de mi mente verde.
Allí pierdo, por supuesto, el tono armónico del sentimiento, haciéndome evasivo de todo sentir humano. Es como un pajarraco enfermo que vuela con euforia turbulenta, atribulada, encontrando en el espacio la representación de imágenes, figuras, que lo embrollan, lo confunden y es entonces cuando siento que tengo un odio candente y necesario.
De ahí, que pierda mi seguridad ontológica y me vuelva incoherente creando una fuerza demoledora de perturbaciones, creando una terrible barrera de enemistad y repulsión hacia lo que odie.
ODIO AL ODIO PARA PODER AMAR.
DIVINO ES EL ODIO CUANDO ESTE ALIMENTA EL ALMA.
¿ACASO EXISTE ALGUIEN QUE NO HAYA ODIADO?
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