MI CASA DE ARENA
EL último en llegar a mi casa de arena fue el señor de los recuerdos. Llegó con los brazos alzados, corpulento y seguro de si mismo, venía de muchas travesías.
Trajo recuerdos de vientos y mares, felicidad y tristezas, triunfos y fracasos.
Aquí perdió su condición trasmutante, se despojó del enigma que ciertamente tenía, se transformó en arena y así quedó todo.
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